Necesitamos calentar y enfriar nuestro hogar sin calentar el planeta
La transformación rápida y ordenada del sector de la calefacción reduciría la dependencia de los combustibles fósiles.
450 millones de personas en Europa sienten cada vez más los graves efectos de las fuentes de energía fósiles que utilizamos para calentar nuestros edificios. El descontrolado incremento del precio de la energía está conduciendo a la ciudadanía hacia la pobreza energética, a la vez que los gases dañinos siguen siendo expulsados a nuestra atmósfera. Hacen falta soluciones urgentes y socialmente justas para solventar estos problemas, evitando caer en falsas soluciones. Si seguimos apostando por soluciones basadas en combustibles fósiles, continuaremos en un sistema insostenible con consecuencias cada vez mayores para nuestra cartera, salud y seguridad.
Una combinación de profundas reformas en los edificios junto con la instalación de paneles solares en los tejados y de bombas de calor pueden empoderar a la ciudadanía y a las comunidades para ser actores en el proceso de transición justa produciendo su propia energía. Combinando esto con esfuerzos para aumentar el ahorro energético, veremos una reducción no solo de las facturas, sino también de la pobreza energética. Asimismo, mejorará la calidad del aire al tiempo que abandonamos nuestra dependencia de los combustibles fósiles que alimentan las guerras y las crisis climáticas.
Debemos redirigir las inversiones lejos de los combustibles fósiles, de las calderas de gas y de las falsas soluciones para descarbonizar nuestros sistemas de calefacción.
Los estados miembros de la UE deberían destinar fondos para ofrecer incentivos, subvenciones y planes de apoyo para acelerar reformas de edificios a lo largo y ancho de todo el territorio comunitario mediante la integración de soluciones renovables de calefacción listas para su uso.
Para evitar que las familias con menos recursos se queden atrapadas en los combustibles fósiles, cuyo precio no hará más que subir, los hogares en situación de pobreza energética deben ser objeto de atención específica, junto con los edificios de peor rendimiento, en los que debe adoptarse, siempre que sea posible, un enfoque de renovación profunda en una sola etapa.
Por otra parte, además de las soluciones individuales, existen soluciones de calefacción y refrigeración renovables más allá de las paredes y los tejados de nuestros edificios. Las redes de calefacción y refrigeración urbanas basadas exclusivamente en energías renovables serán un componente esencial de la transición energética.
La transformación de los sistemas de calefacción hacia un 100% de energía renovable puede ser posible mediante el uso de los fondos disponibles de la UE y los mecanismos nacionales de apoyo financiero. Para conseguir un apoyo real a las familias, los Estados miembros deben acelerar la planificación y aplicación de los planes locales y regionales de calefacción y refrigeración, garantizando el apoyo financiero y de asesoramiento a los municipios y a los ciudadanos para descarbonizar sus sistemas de calefacción.
Al mismo tiempo, hay que asegurarse de que la transición a las soluciones de calefacción y refrigeración incluya a todos los miembros de la sociedad, incluidos los proyectos de viviendas sociales, las organizaciones de la sociedad civil, las comunidades energéticas y las empresas de energías renovables. Todos trabajando juntos para acabar con la dependencia de los consumidores de los combustibles fósiles para la calefacción de una manera justa y equitativa.